Nahuel Cerrutti: Acerca de Isaac Albéniz · Suite Iberia.
Iberia, suite para piano de Isaac Albéniz, es la obra maestra del compositor catalán, y un trabajo clave dentro de la música pianística del siglo XX.
Distribuidas en cuatro cuadernos, las doce piezas que forman la obra fueron escritas entre los años 1905 y 1909 en Francia, país en el que Albéniz se había afincado desde 1894.
Los cuadernos, de primero a último, fueron estrenados por Blanche Selva: en la Sala Pleyel de París —9 de mayo de 1906—, el primero; en San Juan de Luz —11 de septiembre de 1907—, el segundo; en el palacio de la princesa de Polignac —2 de enero de 1908—, el tercero; y en la Societé Nationale —9 de febrero de 1909—, el último.
Los títulos de las piezas y su orden establecido por el compositor es el siguiente:
Cuaderno I: Evocación, El puerto, Corpus en Sevilla.
Cuaderno II: Rondeña, Almería, Triana.
Cuaderno III: El Albaicín, El Polo, Lavapiés.
Cuaderno IV: Málaga, Jerez, Eritaña.
Evocación, sugiere la nostalgia con delicados y misteriosos acentos de corte impresionista. El puerto, que tiene por referencia geográfica el puerto de Cádiz, es la pieza más breve de la suite y oscila entre la extrema languidez de la parte central y una cierta rudeza de las figuras rítmicas. Corpus en Sevilla, más extensa y de difícil ejecución, comienza con una marcha —Allegro giocoso—, y desemboca en una saeta; después del vigoroso clímax, la conclusión se diluye en un etéreo pianissimo.
Rondeña, que abre el segundo cuaderno, prefiere la acción –léase danza–, a la descripción, con un curioso tratamiento rítmico que alterna compases de 6/8 y 3/4. El dilatado espacio sonoro de Almería seduce con su ferviente indolencia. Triana, jubilosa, impone su brillante paleta colorista.
El tercer cuaderno comienza con un homenaje a Granada: El Albaicín rezuma de magia nocturna, el piano sugiriendo guitarras gitanas hasta el silencio que precede la copla. El Polo, danza-canción desarrollada sobre un único esquema rítmico, juega su encanto en la desigualdad de sus acentos. Lavapiés, desprejuiciado, burlón, canallesco, alegre, rabioso, vulgar, vital: existe sin más.
En el último cuaderno, Málaga, todo lo envuelve con su ritmo trepidante que roza lo orgiástico. La segunda pieza es Jerez, la más extensa del cuarto cuaderno y que Albéniz incluyó en sustitución de Navarra. La luminosidad y vitalidad no exenta de cierto desenfreno caracterizan a Eritaña, pieza de cierre de la suite.
Nota: Este texto, escrito en Húmera, Pozuelo de Alarcón, 1983, fue publicado en la contraportada del disco elepé y en la carpetilla del casete en la Colección Doblón Serie Clásica, Dial Discos, Madrid, 1983. La interpretación estaba a cargo de la pianista Blanca Uribe. El mismo texto quedó posteriormente integrado en, Nahuel Cerrutti: Música en contracubierta. Sevilla, 2011; Buenos Aires, 2014.